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La asociación de directores de instituto de Madrid (ADiMAD) y la federación de asociaciones de directores de centros públicos (FEDADi) aparecen recurrentemente en los periódicos pronunciándose a favor de la escuela pública. Así, ha ocurrido, por ejemplo, con los recortes en 2010 y 2011. Los términos de sus denuncias abundan en las abstracciones a las que el sindicalismo subvencionado nos tienen acostumbrados: dignidad, responsabilidad, indignación, rechazo, etc. Por ejemplo, ante los últimos recortes de trabajadores de la enseñanza decía ADiMAD: "La reacción de los Equipos Directivos de los Institutos ha sido de perplejidad e indignación. Perplejidad porque, en ningún caso hemos sido consultados o informados. E indignación no sólo por el contenido de las mismas, que suponen una reducción mayor del 10% del profesorado en los centros de Secundaria y Formación Profesional, y que en un primer cálculo puede estimarse en mas de 2000 profesores, a añadir a la que se produjo el curso pasado, sino por la desconsideración y falta de respeto, ya habituales, hacia los equipos directivos de los centros, representantes en los mismos de una Administración que, simplemente, les ignora". Ciertamente, todo el comunicado (y este fragmento en particular) no tiene desperdicio, pero antes de analizarlo veamos qué es ADiMAD.

¿Qué es ADiMAD y FEDADi?

  • Ambas dos son asociaciones sólo de directores de centros educativos (no admiten profesores llanos) y admiten subvenciones del Estado. Dice el refrán que ningún perro muerde la mano que le da de comer (y mucho menos si le da doble ración, como veremos más adelante).
  • Ambas están presididas por el mismo tipo: Jose Antonio Martínez Sánchez, director del IES Pío Baroja, de Madrid. Martínez Sánchez está, como representante de FEDADi, en el Consejo Escolar del Estado y forma parte de su Consejo Permanente en la categoría de "personalidad de reconocido prestigio", donde comparte "escaño" con la Conferencia Episcopal y la patronal sectorial de cooperativas de enseñanza. Este Consejo Escolar del Estado es un organismo que "dictamina los proyectos de normas en materia educativa, que tengan que ser aprobados por el Parlamento, el Gobierno o por el titular del Ministerio de Educación". La Comisión Permanente de este Consejo, por su parte, debe ser consultada preceptivamente en cuestiones de tanta importancia como la regulación de centros o la elaboración de las enseñanzas básicas ¿Y quiénes componen este Consejo Escolar del Estado y su Comisión Permanente? Altos y medios cargos del ministerio de Educación y de las administraciones autonómicas, representantes de la patronal (CEOE y sectoriales de la enseñanza privada), la iglesia católica y mayoritariamente representantes del sindicalismo subvencionado (no engañan a nadie, los llaman profesores, estudiantes y padres, pero la inmensa mayoría figuran como representantes de organizaciones sindicales subvencionadas, compruébalo aquí). Sentado en el banquete en tan buenas compañías y reclamando lo que reclama (ved más abajo), no nos extraña que la "personalidad de prestigio" de Martínez Sánchez sea premiada por sus propios patronos con la encomienda de Alfonso X, el Sabio (a la que pertenecen, entre otros pájaros, Rubalcaba, Solana, Jaime Lissavetzky o Samarach), ni que en la página web de FEDADi figuren vínculos destacados a las páginas de sus entrañables amigos de CCOO, UGT, STES, CONCAPA -la iglesia-, etc.

Es decir, ADiMAD y FEDADi son dos asociaciones estrechamente vinculadas al Estado, la patronal y al sindicalismo subvencionado (esto es, la patronal y sus lacayos sindicales y políticos), a través del Consejo Escolar del Estado. Su función no puede ser otra que la de comisariado político y correa de transmisión de las medidas de la patronal y sus secuaces a los centros, vía los directores.

¿Cuáles son las líneas de trabajo de ADiMAD y FEDADi?

Visto todo lo anterior, las peticiones de estas dos asociaciones patronales no pueden sorprendernos. Su auténtico caballo de batalla es la profesionalización de los directores y la autonomía de los centros. Para descubrir qué ocultan tras tan rimbombates términos hay que leer algunos de sus documentos (este y este, por ejemplo), donde exhiben descarnadamente toda su putrefacción. Esto es lo que piden allí, entre otras lindezas del mismo estilo:

  • Que lo directores puedan nombrar y destituir libremente a los Jefes de los Departamentos Didácticos de los centros.
  • Que los directores aprueben o no las programaciones didácticas de los Departamentos (esto es, que puedan establecer los contenidos que se enseñan en el aula, el cómo y el cuándo).
  • Que los directores tengan la potestad de admitir en SU centro a los profesores en comisión de servicio, expectativa de destino e interinos.
  • Que en el caso de los interinos, además, puedan "despedirlos", pues piden que al expulsarlos del centro decaigan de la lista de interinos (ya no se les llamaría para trabajar). Dicen literalmente: "Debe establecerse un protocolo de actuación para que cuando un profesor interino no demuestre la cualificación necesaria, a instancia del Director y con la intervención del Servicio de Inspección, pueda ser expulsado de las listas de contratación". ¿Y quién decide si el interino tiene la cualificación necesaria? El director, por supuesto. Leed lo que sigue.
  • Que los directores puedan entrar en las aulas a vigilar qué hacen los profesores. Lo que incluye no sólo la vigilancia supuestamente técnica, sino también la política.
  • Que los directores participen en la evaluación de los profesores a su cargo.
  • Que los directores tengan la potestad de diseñar toda la plantilla de personal del centro, asignando libremente responsabilidades y tareas (y por supuesto los pluses de productividad correspondientes).
  • Que los directores puedan sancionar a los profesores y al resto de trabajadores del centro (conserjes, administrativos...) incluso detrayéndoles parte del sueldo, y de manera rápida para garantizar la "ejemplaridad de la sanción" (así lo dicen, literalmente).
  • Que a los directores se les nombre "autoridad pública", con presunción de veracidad en todas sus actuaciones, incluyendo las sancionadoras (lo pedían solo para los directores, por más que, por ejemplo, en Madrid, este repugnante papel se lo hayan dado a todos los profesores).
  • Que la administración/patrón tenga en cuenta a los directores para tomar cualquier decisión que afecte a los centros.
  • Que los directores no sean simples profesores cuando están ejerciendo su cargo y que su puesto figure en un lista aparte. Es decir, que haya una lista de directores, como la hay de, por ejemplo, profesores de matemáticas; lo que supone la existencia efectiva de un cuerpode directores separado del del resto de profesores, aunque no se lo llame así.
  • Que los directores puedan nombrar vicedirectores y vicesecretarios (pobres, tanta labor de chasquear el látigo debe ser agotadora).
  • Que a los directores que dejan de serlo se les coloquen bien en la administración para "no desaprovechar su experiencia".

Es decir, estas asociaciones patronales piden y exigen a la Administración/Patrón un ascenso para los directores que les lleve a la INTEGRACIÓN PLENA en ella, a través de un cuerpo específico de directores con plenos poderes de capatazgo para chasquear el látigo sobre SUS trabajadores, especialmente los eventuales e interinos, que quedarían reducidos a simples esclavos con la necesidad de satisfacer siempre los deseos del Sr. Director y sin oportunidad de oposición alguna. Piden sin más, el rápido avance hacia la privatización total de la gestión de los institutos estatales de enseñanza pública.

Esta línea es la misma que mantienen los sindicatos subvencionados cuando hablan de la "carrera profesional" de los equipos directivos (y profesores) y de la "autonomía" de los centros (autonomía para ellos significa: ¡capatazgo empresarial privado y leña al mono!) y es la misma que alentó la reforma de la función directiva que el tripartito catalán (IPC/IU-ERC-PSOE) aprobó hace un año. Todo lo que piden los psicofantes de la patronal de ADiMAD y FEDADi, con su buen Martínez Sánchez a la cabeza, ya se ha aprobado en aquella ley, e incluso les dan a los directores amplios poderes de gestión económica, para que la privatización de la gestión de los centros educativos estatales sea más completa. No dudamos que el ejemplo de esta ley se extenderá rápidamente por el resto del estado y con el apoyo de estas asociaciones patronales, si no luchamos para impedirlo.

Bucear en la documentación de estas dos asociaciones patronales es encontrarse una y otra vez con la misma fea y podría cara ideológica, ya sea cuando no dicen ni pío ante la reducción de salario de los funcionarios, pero encuentran su propia subida salarial escasa (esta subida en Madrid es de 550€ + 0,50€ por alumno matriculado, a cobrar mensualmente; pero a ADiMAD le parece poco porque no se tiene en cuenta otros factores de dificultad de los centros; recordamos que esta subida de salario de los directores coincidió con la congelación de la paga extra del resto de los profesores, de donde se sacó el dinero para tan docta causa); sea cuando se quejan amargamente de lo mal que los trata la administración cuando no incluye en las comisiones de selección de directores a sus amiguitos inspectores y callan que hasta hace apenas un lustro los equipos directivos se elegían democráticamente en los centros...

Volvemos, para terminar, a la primera cita que hacíamos del comunicado de ADiMAD frente al recorte de profesorado de este año. Desde SUT venimos denunciando que ante las medidas antiobreras que se están tomando y que se van a tomar, la administración/patrón está determinada a convertir a los directores en meros capataces de obra y comisarios políticos en los centros, para que controlen, de la mano del sindicalismo subvencionado, la natural efervescencia obrera que en ellos se podría dar. Estas dos asociaciones, que se jactan de incluir a la mayor parte de los directores de institutos, muestran a las claras una total sintonía con esa labor e incluso gran impaciencia por empuñar el látigo. Así podemos juzgar qué significa tanta palabrería vana, tanta abstracción inane y tanta indignación, no tanto por lo recortes, sino "por la desconsideración y falta de respeto, ya habituales, hacia los equipos directivos de los centros, representantes en los mismos de una Administración que, simplemente, les ignora" ¡En Madrid están deseando coger el garrote para hacer sangre y no les hacen caso (todavía)!

Los trabajadores de la educación no nos debemos dejar engañar por estos postulantes a capataz de obra ni por sus fórmulas grandilocuentes. Puede que entre ellos anden a la greña por aquello de "quítate tú para ponerte yo" (IU vs PSOE vs PP vs UPyD vs CCOO vs UGT vs CSIF vs ANPE, etc.), pero esta riña de comadres no es más que la clásica farsa democrática con que tratan de enmascarar que todos están al servicio del capital, y por tanto que todos forman un frente sólido contra los trabajadores. Nosotros no deberíamos ser menos, apartándonos de estas asociaciones, denunciándolas en cuanto asoman el pelo por los centros y organizándonos frente a ellos y sus agresiones en SUT, el sindicato de clase, sin subvenciones ni liberados.

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