El Bar Titanic y su dueño, Álex Farrer Bruguer, mantiene a nuestro compañero Naim sin contrato y sin cotizarle a la Seguridad Social y habiéndole pagado por una jornada de 48 horas semanales sólo 800 euros en negro en tres meses. Siempre con la promesa que le iba a arreglar todo y pagarle lo que le debía. Hasta que llegó el prometido "arreglo": trabajar 12 horas por 500€ al mes. Se denunció a Inspección la situación el jueves 16 de junio y hubo una actuación aquella misma tarde cogiendo in fraganti al empresario. Pero el cuento de hadas fue sólo esto, un cuento. El inspector le da al empresario hasta el día 30 para regularizar la situación... Al día siguiente, el empresario le dice al compañero que no vuelva hasta que se arregle la situación con el objetivo obvio de alegar que el trabajador se ha esfumado. Ante esta situación, el inspector dice no poder hacer nada y, con ello, el mensaje es claro: al que confíe únicamente en la acción jurídico-administrativa para solucionar su situación, le pueden hasta dar la razón pero le van a dejar que se lo coman los tiburones después...
Al día siguiente un par de compañeros del sindicato acompañan a Naim al trabajo para que trabaje o el empresario ponga por escrito el "permiso" que le ha dado verbalmente. La situación se pone tensa, primero lo echan de malas maneras, luego le dicen que se quede pero fregando el suelo y luego lo vuelven a echar. Posteriormente, el compañero recibe una llamada de la hermana del dueño amenazándole.
El día siguiente, domingo 19, algunos compañeros del sindicato decidimos realizar una acción informativa de apoyo a nuestro compañero en la que se repartió la hoja que figura más abajo.
Una patrulla de los Mossos d'Esquadra que se presentó a petición de la hermana de Álex Farrer Bruguer, levantó acta conforme el empresario no dejaba entrar al trabajador. Luego se fué y la acción informativa iba adelante en el momento el en que fué interrumpida por una patrulla de la Guàrdia Urbana, que acudió a petición de la hermana de Álex Farrer Bruguer, que incautó las hojas y multó a dos de nuestros compañeros, amparándose en la Ordenanza Municipal de la Limpieza (que parece que está por encima de las cacareadas Libertad Sindical y Libertad de Expresión...), y demostrando una vez más de qué lado están las instituciones del Estado y sus fuerzas de represión: un empresario tiene trabajadores sin contrato, sin cobrar, defrauda a la Seguridad Social y la intervención de la Guàrdia Urbana es... protegerle.
Por otro lado, se demuestra que el peor trato de abuso a los trabajadores lo encontramos en el pequeño comercio, donde se reproducen las escenas de explotación más salvajes.
Pero el dueño del Bar Titanic no se va a salir con la suya.