La empresa Cultivar empezó una campaña de persecución contra nuestro compañero por negarse a trabajar los festivos y los fines de semana, denunciar la fraudulencia de su contrato y tratar de organizar la resistencia contra los despidos que acechan a los trabajadores del centro de Mercabarna de esta empresa.
El día 31 de marzo, antes de la hora de entrada el compañero junto con otros compañeros de SUT, estuvieron repartiendo unas octavillas de denuncia de la situación a los trabajadores que iban entrando. Cuando el compañero se dispuso a entrar a trabajar se lo impidieron por la fuerza. No sólo no le presentaron ninguna hoja de despido, sino que mandaron a un miembro de Prosegur para que lo echara físicamente. Como los compañeros de SUT siguieron repartiendo las hojas a los trabajadores de Cultivar y a todos los que se acercaban, la empresa cambió de estrategia para alejar la manzana podrida de la cesta de manzanas y ofreció aceptar el despido improcedente y pagar (dato sintomático: el mensajero de este soborno era un miembro del Comité) hasta 3 veces más de indemnización. La respuesta por parte del trabajador: O EL PUESTO DE TRABAJO O EL PUESTO DE TRABAJO!
Llegados a este punto, tanto los miembros del comité como la asesora de CCOO del sector Agroalimentario, ya se habían sacado el disfraz de sindicalistas mostrando abiertamente su función real de muro de contención para la empresa. Bloquearon abiertamente la convocatoria de una asamblea y “perdieron”, a petición de la empresa, una hoja de sanción contra el trabajador. La asesora de CCOO que vino a controlar la situación, llegó a decir que llegado el caso hipotético de una Asamblea, el despedido no podría ir ¡pues ya no era trabajador de la empresa! Ella sí porque era la “jefa” de los del Comité… ¿Que se puede esperar de un vendeobreros profesional que habla de los trabajadores del sector agroalimentario como “mis trabajadores del MERCABARNA… mis trabajadores de la DAMM…”? simplemente repugnante.
Pasada la Semana Santa, el día 5 de abril, un grupo de compañeros de Solidaridad y Unidad de los Trabajadores (con las correspondientes pancartas, megáfono, pitos, petardos y varios miles de octavillas – ver octavilla más abajo – , con las que inundamos todo el mercado) se concentraron delante del centro de Cultivar en Mercabarna para respaldar al compañero y llamar a la solidaridad de la plantilla interna. Pese a nuestros esfuerzos y llamamientos de solidaridad, el Comité logró controlar la situación interna e impedir que las demostraciones espontaneas de solidaridad (que abundaron) cuajaran en una acción contundente.
Ante la efectividad (por el momento…), del control que ejercen los ayudantes de la Patronal no nos queda otra que, desde la más profunda desconfianza hacia la justicia de la burguesía, limitarnos al terreno jurídico y demandar a la empresa por despido nulo, pues este fue un caso claro de represión sindical.
Tenemos que asumir que, evidentemente, no todo el monte es orégano y la Patronal va a tender a llevarse el gato al agua mientras no consigamos romper generalizadamente el muro de contención que levantan sus esbirros. Por otro lado, es cuestión de tiempo que empiecen a salirle brechas cada vez mayores y responsabilidad de todos nosotros aprovecharlas para terminar derribándolo.
No caracteriza al sindicalismo de clase sostener que existe una fórmula mágica que cuando se pone en marcha hace que todas las luchas acaben en victorias (es más, la posibilidad de este resultado de forma permanente en el capitalismo es puramente ilusorio) sino mantener que los trabajadores debemos extender determinados métodos de acción y de organización y que este es el verdadero resultado de nuestras luchas: la unidad cada vez más extensa de los asalariados en el terreno de la lucha por nuestra clase. Aunque el camino sea duro y lleno de paradas y retrocesos, los atajos que algunos insisten en plantear son simples espejismos: o los trabajadores nos organizamos por nosotros mismos para defendernos o nadie va a bajar del cielo para hacerlo.