Solidaridad y Unidad de los Trabajadores es el sindicato no subvencionado ni por el patrón, ni por el Estado, cuyo objetivo básico y cotidiano es unir a los trabajadores asalariados para mitigar la competencia entre ellos.
El sindicalismo de clase propugna la no participación en las Mesas sectoriales con la Administración, ni en los consejos de administración, donde se negocian los despidos o el aumento de la productividad. Cualquier afiliado puede participar asumiendo tareas del sindicato, cultivando el compañerismo y la solidaridad como irrenunciables principios clasistas. En el sindicato de clase no hay liberados (un auténtico cáncer para la clase obrera), ni cargos ejecutivos.
La escuela de hoy
La función de la enseñanza en el sistema capitalista es la de formar a los futuros trabajadores. Y formarles en dos sentidos principalmente: De una parte, proporcionar una formación técnica básica para que puedan desempeñar un trabajo en los distintos oficios y profesiones; de otra, una formación ideológica, mediante la cual los niños y adolescentes de hoy (en su mayoría los explotados del mañana) reciben y asimilan la ideología burguesa de, la solución individual a los problemas, competencia fraticida, consumismo, xenofobia, asunción natural de la explotación, fe religiosa, etc.
Asistimos al aumento de episodios de violencia escolar, reflejo necesario de la violencia sobre la que se sustenta la sociedad, la violencia de los explotadores sobre los explotados. Los hijos de los trabajadores, la mayoría de ellos futuros parados, condenados a la precariedad de los contratos basura, ya intuyen desde la escuela el futuro que les aguarda. El fracaso y la violencia que lo acompaña tienen como base los contratos eventuales, las bestiales condiciones de trabajo con salarios de miseria y jornadas de trabajo de 10-12 horas durante 5, 6, 7 días a la semana a las que están sometidos los padres.
El sindicalismo patronal subvencionado
La labor de los autodenominados sindicatos (CCOO, UGT, CSIF, ANPE...), sindicatos patronales, con su política de división y separación de trabajadores, por categorías, por sectores, por antigüedad..., con su defensa del interés patronal, que es la defensa de sus subvenciones y poltronas, ahoga conscientemente todo movimiento espontáneo o general de los trabajadores en defensa de los intereses colectivos . Este sindicalismo sólo está al servicio de los intereses de la empresa (privada o pública), de la producción, del mercado, del liberalismo económico. Los trabajadores de la enseñanza asistimos impotentes y desorganizados al deterioro progresivo y silencioso de nuestra condiciones de trabajo, donde sólo encontramos la búsqueda de la solución individual.
La desorganización de los trabajadores: fijos-interinos -eventuales
Los trabajadores de la enseñanza –tanto en la empresa privada como en la pública-, tienen que cumplir para el Estado capitalista una función que va más allá de la mera realización de su trabajo profesional. Su incidencia en el conjunto de la población le exige al Estado no cometer ningún error de diseño por pequeño que sea -pues su proyección sería enorme-, que llevase a los profesores a jugar el más mínimo papel de revulsivo social y reivindicativo. Y para lograrlo no dudan en utilizar los métodos más agresivos para generar una competencia y un individualismo a ultranza que aleje al profesorado de cualquier actitud solidaria.
El mecanismo de partida, en el caso de la escuela pública, para conseguir ese objetivo no es otro que el de las oposiciones, palestra singular, que bajo el halo de alcanzar un puesto de trabajo seguro y por otro una posición de ¿prestigio social?, se cita a decenas de miles de posibles profesores a una especie de justa medieval, donde el de al lado, el que podría ser mañana compañero de trabajo, se convierte en el enemigo más acérrimo a derribar. Así se reproducen sin discontinuidad los mismos esquemas y actitudes que tan bien sirven al Estado capitalista. Similar y equivalente método se sigue para la contratación de los trabajadores en régimen laboral, que no corren mejor suerte, aunque sí peores salarios. Mientras, el sindicalismo subvencionado siempre, siempre, intenta separa a unos trabajadores de otros, como si tuvieran intereses distintos, estrategia ésta tan antigua como la historia de la civilización misma, fijos aislados de los contratados; los interinos de los de carrera... Ponte en contacto con nosotros para reivindicar lo siguiente:
- Jubilación voluntaria a los 55 años con el 100 % de la base reguladora.
- Interinos y eventuales a fijos Un máximo de 15 alumnos por aula
- No más de 25 periodos de permanencia en el centro