La crisis de sobreproducción que golpea la economía capitalista a escala internacional impone descargar sus demoledores efectos sobre los trabajadores, reduciendo drásticamente los salarios, alargando las ya interminables jornadas laborales y reduciendo de forma salvaje los costes globales del trabajo: la educación, la sanidad, las pensiones, el transporte... Planea ya sobre las cabezas de todos los trabajadores del sector público estatal de la enseñanza y de la sanidad el muy real fantasma de la privatización (y los despidos), pues estos sectores ofrecen, vía gestión del presupuesto, magníficas oportunidades para unas empresas privadas, huérfanas de sus tradicionales campos de actuación, como el inmobiliario o las infraestructuras. Pero no olvidemos que los compañeros del sector privado también vienen recibiendo golpe tras golpe en sus condiciones de trabajo.
El Estado capitalista español (como lo tendría que hacer y haría en caso de ser vasco, catalán, gallego, castellano o andaluz) debe recortar como mínimo 44.000 millones de su presupuesto para que le cuadren las cuentas y así poder pagar lo que está por encima de cualquier otra consideración, la deuda de los capitalistas. Pero este es sólo el principio, ya que el conjunto del sistema bancario español arrastra unas deudas reconocidas -y lo que venga- de más de 600.000 millones de euros. Dada la lógica inherente del sistema capitalista, esta deuda debe ser cargada sobre las espaldas de la desorganizada, cautiva y maniatada clase obrera del estado español (ya sean del sector público o privado, pensionistas, parados, etc.), vía una bajada drástica de los salarios y pensiones, doble pago de medicamentos y tratamientos, enseñanza... Todo ello con el objetivo último de recuperar la tasa de ganancia, suprema divinidad a la que se rinde culto en el capitalismo y en cuyo altar se sacrifica absolutamente todo, incluyendo la salud y la educación de los trabajadores y sus hijos. Éste y ningún otro es el motivo por el que el Estado y la Patronal nos imponen recortes cada vez más monstruosos. Sólo entendiendo cuál es su origen podremos empezar a combatirlos consecuentemente.
Además, en el sector de la enseñanza, todo esto se nos presenta junto con el plan urdido por el Estado para aumentar las medidas de presión y represión en el seno de los mismos centros escolares, donde el soborno descarado de los equipos directivos a los que se premia con jugosos pluses por alumno matriculado y rebajas de horario lectivo, o incluso con la gestión unilateral de los presupuestos de los centros, que pueden llegar a invertir en bolsa (con el riesgo que esto supone), hace que acepten gustosos su papel de capataces implacables con capacidad sancionadora contra los trabajadores. Con eso se colocan las vías hacia la inevitable privatización, que pasa por reducir radicalmente los costes laborales y las becas, aumentar los ratios, despedir profesores, etc. para garantizar beneficios. Un paso importante en este sentido se dio en Cataluña con la aprobación por el tripartito (PSC-PSOE, ERC, IU-ICV) del Decreto 155/2010 sobre la “dirección de centros educativos públicos”, que convierte a los centros en empresas de titularidad pública pero con un modelo de gestión idéntico a la empresa privada, en manos de los capataces-directores. Este año ya se han colocado cerca de 1500 directores nombrados a dedo en muchos centros de Cataluña, directores especialmente adiestrados para ejercer activamente las funciones de capataz e imponer la disciplina en las escuelas-cárcel, por eso la consejera Rigau declaró recientemente que “no toleraría ninguna muestra de descontento por parte de los profesores hacia los alumnos“, o sea que no cuestionasen ante los alumnos las medidas tomadas por el Estado, no fuera caso que se pudiera tejer algún tipo de solidaridad entre los trabajadores (padres, madres, profesores) y los futuros trabajadores (alumnos).
La función de bombero social del sindicalismo subvencionado.
Pero si la crisis se descarga sobre las espaldas de los trabajadores no es por fatalidad, sino por la desorganización, la debilidad y la más absoluta impotencia que durante décadas lleva fomentando implacablemente todo el sindicalismo subvencionado, que nos entrega maniatados al capital, su dueño y benefactor. NADIE MUERDE LA MANO DE QUIEN LE DA DE COMER. No es una cuestión de traición ni de incompetencia, es la naturaleza, el carácter de estas organizaciones al servicio de las empresas y del capital, que desorganizan, cansan, queman y llevan a los trabajadores a la derrota total. La táctica del sindicalismo subvencionado es clara. En cuanto las medidas impuestas por el Estado-Patronal generan suficiente rechazo entre los trabajadores como para que muchos de nosotros empecemos a sentir la necesidad de reaccionar, los sindicatos subvencionados recogen en su regazo a aquellos trabajadores más activos, más descontentos, más decididos, aquéllos que buscan respuestas, para propagar entre ellos la esperanza delirante de un capitalismo bondadoso, infinitamente reformable a través del cretinismo parlamentario y la democracia (siempre puta y siempre virgen). Bajo esta ilusión demencial, tras esta máscara torpemente pintarrajeada, se oculta el monstruo sin rostro del único capitalismo posible, que solo puede sobrevivir reventando a la clase trabajadora. Es en su defensa que el sindicalismo subvencionado levanta todos los diques de contención necesarios, como esa plétora de microorganizaciones que vemos surgir, a cada cual más a la “izquierda”, más asamblearia y más comprometida con “lo público”, con el funcionamiento “realmente democrático” e incluso adornadas con la palabrería más radicaloide posible. Es en defensa del capital que el sindicalismo subvencionado se niega a organizar aquellas acciones que pueden hacer temblar a la patronal y convocan aquellas otras que saben que nadie va a seguir o que no van a servir para nada, excepto para quemar a muchos de los compañeros que participen en ellas.
Y para muestra un botón. El año pasado, en Madrid, CCOO-UGT-CGT-ANPE-CSIF-STEM se negaron a organizar la huelga indefinida, que en aquel momento hubiera podido tener seguimiento, haciendo surgir como reacción organismos y asambleas con multitud de siglas y nombres, pero que han sido incapaces de iniciar la elaboración de una plataforma reivindicativa clasista ni de organizar la lucha para su defensa a través de la huelga indefinida y sin servicios mínimos. Estas asambleas y organizaciones ofrecieron un magnífico ejemplo de adónde nos lleva a los trabajadores la absoluta falta de principios y de memoria histórica, la fe obsesiva en la espontaneidad de los movimientos de masas y la ilusión parlamentaria, que se manifestó en una infinita serie de votaciones vacías de contenido que solo lograban aprobar las propuestas más inofensivas o reaccionarias, regado todo ello con los modos desorganizadores e interclasistas del 15M. Estas organizaciones y asambleas eran y son hijas naturales del sindicalismo subvencionado y cuanto más pregonaban la rebeldía contra sus padres, más conscientes eran de su falta de principios y finalidades propias y más rápidamente caían bajo la máxima de todo zascandil sindicalero (el movimiento lo es todo; el fin, nada) para ahogar en una cháchara insufrible y un activismo reaccionario el inicial enfado e impulso de los trabajadores, a los que volvieron a sumir en una sensación de impotencia reduplicada. Cumplida la función desmovilizadora para la que fueron paridas, estas asambleas y organizaciones dieron de nuevo paso, hasta nueva orden, a las siglas oficiales del sindicalismo subvencionado. Así, CGT, ya este mismo año, cuando el abatimiento de los trabajadores era suficientemente seguro, y camuflados como y entre los restos del naufragio de estas asambleas, convocó un paro parcial en la enseñanza bajo el nombre de huelga indefinida (realmente, sólo convocaban mes y medio), sustituyendo lo que debería haber sido una tabla reivindicativa precisa por un conjunto de vaguedades deliberadas, redactadas por el aparato, y tratando de hacernos olvidar el papel que este sindicato subvencionado había jugado en el proceso anteriormente expuesto. El único resultado de tal maniobra era el previsible: incluso antes del inicio del paro parcial se constata su poco seguimiento, y en la mayoría de los centros el desconocimiento de la convocatoria misma, y finalmente se desconvoca dejando tras de sí un panorama de derrota y resignación; lo que era ni más ni menos que el objetivo que perseguían desde buen principio. Mientras, CCOO-UGT-STEM-CSIF-ANPE pueden volver a sus habituales convocatorias de coros y danzas y paros parciales con que lavarse la cara. Éste mismo camino es el que pretenden seguir en Cataluña y en todos los lugares en los que teman el resurgimiento de una respuesta organizada.
Debemos recuperar las concepciones y los métodos de lucha clasistas.
Cuando el aparato, el ejército de liberados, las multimillonarias subvenciones de la sigla oficial del sindicalismo subvencionado no alcanza para sofocar y controlar los conatos de incendio social, hacen surgir para cumplir la misma finalidad organismos y asambleas que, convenientemente a tal fin, aparentan ser independientes y estar más a la izquierda. Que los miembros que forman el aparato de estos organismos no sean conscientes de su finalidad no significa nada. Sin principios clasistas y memoria histórica, estas organizaciones solo pueden pensar con la ideología burguesa dominante, y por tanto, volver a ella y cumplir con ella. Por ello, debemos recuperar las concepciones y las herramientas clásicas del sindicalismo de clase, con la huelga indefinida y sin servicios mínimos como genuina arma de lucha.
La huelga se prepara en los centros de trabajo, convocando asambleas dentro y fuera de las empresas, donde se discute la tabla reivindicativa por la que se convocará la huelga. Todos los trabajadores exponen sus problemas laborales, salariales y sociales a la asamblea, que globalmente toma conciencia de los mismos. Todos conocen su problemática y la de sus compañeros. Y una Asamblea General del rango de la huelga que se convoca decide el inicio de la huelga, forma los piquetes que ayudarán a hacerla efectiva y que a su vez controlarán a la Comisión Negociadora, que debe ser revocable en todo momento. Es decir, la huelga se prepara, se decide y se controla desde los centros de trabajo. La masa de trabajadores que debe hacer la huelga es quien la convoca, la controla y la desconvoca tras la correspondiente valoración en Asamblea General. El sindicalismo subvencionado nos tiene acostumbrados a unas convocatorias de paro que no se organizan, solo se convocan y, como mucho, se anuncian con unos cartelitos en los centros de trabajo, y a veces ni eso.
La huelga obrera no puede aceptar servicios mínimos. Porque, ¿qué es un PARO que no PARALIZA ni la producción ni los servicios esenciales? Por ejemplo: un paro que permite el embarque y la descarga de pasajeros y mercancías es un engaño, una tomadura de pelo, una ANTIHUELGA que practican los convocantes, en este caso las empresas de servicios sindicales CCOO-UGT-CGT y sus ayudantes. Los esquiroles rompen las huelgas, con los SERVICIOS MÍNIMOS LAS ABORTAN ANTES DE DECLARARSE. Durante la HUELGA abolimos la COMPETENCIA entre los trabajadores y esa es la base de la SOLIDARIDAD de clase y de la lucha. Si con los servicios mínimos se legaliza e impone el esquirolaje, los convocantes matan la huelga y sus efectos, aunque afirmen que ha parado el 90% de los que no tenían servicios mínimos. ¡La huelga paraliza la producción o el servicio! Si estos no se paralizan, la huelga no se hace efectiva, es ABORTADA al quedarse en paros parciales y con servicios mínimos de entre el 40% y el 80%.
¿Cuáles son las reivindicaciones con las que parar los ataques de la patronal?
Hay que responder al por qué de este afán privatizador y por qué pueden planteárselo. ¿Son las condiciones de los trabajadores de la educación privada las mismas que las de los trabajadores de la educación pública? Mientras haya peores condiciones en un sector que en el otro y mientras haya diferencias, como las hay (y abismales), entre las diferentes categorías tanto dentro de la educación pública como dentro de la educación privada, la Patronal y su Estado reinarán sobre nuestras divisiones trasladando de una a otra o viceversa el negocio según les convenga que el Estado asuma las pérdidas o que la empresa privada se lleve el beneficio. Debemos rechazar la distinción entre trabajadores de escuelas públicas, concertadas y privadas y cualquier tipo de corporativismo de categoría o sector, defendiendo estas reivindicaciones en el día a día y centro por centro, y no sólo cuando se convoca un paro, agrupándolas en una tabla reivindicativa que tienda a unir las reivindicaciones de todos los trabajadores, recogiendo especialmente las necesidades de las categorías con peores condiciones, y que en el sector de la enseñanza debería al menos incluir: todos los interinos y eventuales a fijos de plantilla, acabando con la lucha fratricida y la tortura de las oposiciones; ratios de como máximo 15 alumnos por aula en las clases estándar; jubilación a los 55 años con el 100% del salario (incluyendo todos los pluses que deben integrarse en el salario); ocupación de todas las plazas vacías por baja o jubilación desde el primer día; fuera subcontratas y ETT’s de los servicios de limpieza, mantenimiento, comedor, monitores, etc.: ¡todos a fijos de plantilla en la empresa principal!
Debemos rechazar activamente cumplir las funciones de agentes de la autoridad que impone la disciplina cuartelaria en los centros escolares, rechazar la defensa de la ideología antiobrera y meritocrática como en el caso de los planes de “excelencia” y reintroducir en el aula, en las reuniones docentes y con padres, los conceptos, planteamientos y reivindicaciones de los trabajadores. Debemos rechazar la defensa de “lo público” en sí y para sí como una trampa para la clase obrera, porque este discurso esconde que la finalidad última de “lo público” no son ni serán los intereses de los trabajadores, como quieren hacernos creer, sino el mecanismo por el cual el Estado, en funciones de capitalista colectivo, asume el gasto y la organización de determinados servicios necesarios para el resto de capitalistas. La ofensiva anti-obrera relatada más arriba se lleva a cabo tanto en los sectores públicos como privados; sin asumir esta realidad no llegaremos a ningún sitio. En lugar de una defensa genérica de “lo público”, hay que organizar la defensa colectiva de las condiciones de trabajo tanto de los trabajadores de la educación pública como de la privada, asumir por parte de las categorías mejor pagadas la lucha por el aumento de las condiciones de las categorías más precarias y el paso de las categorías subcontratadas en ambos sectores a fijos de la empresa principal.
¡No te resignes a la pasividad e impotencia individualista que cultiva la burguesía y el sindicalismo subvencionado, órganizate en el SUT para preparar la lucha obrera del futuro, solidaria y clasista!
¡Si el capitalismo solo puede sobrevivir reventando a la clase obrera, preparémonos para conseguir que reviente el capitalismo!
A tots els treballadors de l'ensenyament i a la resta de la classe obrera
La crisi de sobreproducció que colpeja l'economia capitalista a escala internacional imposa descarregar els seus demolidors efectes sobre els treballadors, reduint dràsticament els salaris, allargant les ja interminables jornades laborals i reduint de forma salvatge els costos globals del treball: l'educació, la sanitat, les pensions, el transport... Planeja ja sobre els caps de tots els treballadors del sector públic estatal de l'ensenyament i de la sanitat el molt real fantasma de la privatització (i dels acomiadaments), ja que aquests sectors ofereixen, via gestió del pressupost, magnífiques oportunitats per a unes empreses privades, òrfenes dels seus tradicionals camps d'actuació, com l'immobiliari o les infraestructures. Però no oblidem que els companys del sector privat també vénen rebent cop rere cop en les seves condicions de treball.
L'Estat capitalista espanyol (com ho hauria de fer i faria en cas de ser basc, català, gallec, castellà o andalús) ha de retallar com a mínim 44.000 milions del seu pressupost perquè li quadrin els comptes i així poder pagar el que està per sobre de qualsevol altra consideració, el deute dels capitalistes. Però aquest és només el principi, ja que el conjunt del sistema bancari espanyol arrossega uns deutes reconeguts -i el que vingui- de més de 600.000 milions d'euros. Donada la lògica inherent del sistema capitalista, aquest deute ha de ser carregat sobre les espatlles de la desorganitzada, captiva i enmanillada classe obrera de l'estat espanyol (ja siguin del sector públic o privat, pensionistes, aturats, etc.), Via una baixada dràstica de els salaris i pensions, doble pagament de medicaments i tractaments, ensenyament, etc... Tot això amb l'objectiu últim de recuperar la taxa de guany, suprema divinitat a la qual es rendeix culte en el capitalisme i a l'altar de la qual es sacrifica absolutament tot, incloent la salut i l'educació dels treballadors i els seus fills. Aquest i cap altre és el motiu pel qual l'Estat i la Patronal ens imposen retallades cada vegada més monstruosos. Només entenent quin és el seu origen podrem començar a combatre'ls conseqüentment.
A més, en el sector de l'ensenyament, tot això se'ns presenta juntament amb el pla ordit per l'Estat per augmentar les mesures de pressió i repressió al si dels mateixos centres escolars, on el suborn descarat dels equips directius als quals es premia amb sucosos plusos per alumne matriculat i rebaixes d'horari lectiu, o fins i tot amb la gestió unilateral dels pressupostos dels centres, que poden arribar a invertir en borsa (amb el risc que això suposa), fa que acceptin gustosos el seu paper de capatassos implacables amb capacitat sancionadora contra els treballadors. Amb això es col·loquen les vies cap a la inevitable privatització, que passa per reduir radicalment els costos laborals i les beques, augmentar les ràtios, acomiadar professors, etc. per garantir beneficis. Un pas important en aquest sentit es va donar a Catalunya amb l'aprovació pel tripartit (PSC-PSOE, ERC, IU-ICV) del Decret 155/2010 sobre la "direcció de centres educatius públics", que converteix els centres en empreses de titularitat pública però amb un model de gestió idèntic a l'empresa privada, en mans dels capatassos-directors. Aquest any ja s'han col·locat prop de 1500 directors nomenats a dit en molts centres de Catalunya, directors especialment ensinistrats per exercir activament les funcions de capatàs i imposar la disciplina a les escoles-presó, per això la consellera Rigau va declarar recentment que "no toleraria cap mostra de descontentament per part dels professors cap als alumnes", o sigui que no qüestionessin davant els alumnes les mesures preses per l'Estat, no fos cas que es pogués teixir algun tipus de solidaritat entre els treballadors (pares, mares, professors) i els futurs treballadors (alumnes).
La funció de bomber social del sindicalisme subvencionat.
Però si la crisi es descarrega sobre les esquenes dels treballadors no és per fatalitat, sinó per la desorganització, la debilitat i la més absoluta impotència que durant dècades porta fomentant implacablement tot el sindicalisme subvencionat, que ens lliura lligats de mans al capital, el seu amo i benefactor. NINGÚ MOSSEGA LA MÀ DE QUI LI DÓNA DE MENJAR. No és una qüestió de traïció ni d'incompetència, és la naturalesa, el caràcter d'aquestes organitzacions al servei de les empreses i del capital, que desorganitzen, cansen, cremen i porten els treballadors a la derrota total. La tàctica del sindicalisme subvencionat és clara. Quan les mesures imposades per l'Estat-Patronal generen suficient rebuig entre els treballadors com perquè molts de nosaltres comencem a sentir la necessitat de reaccionar, els sindicats subvencionats recullen i acullen a aquells treballadors més actius, més descontents, més decidits, aquells que busquen respostes, per propagar entre ells l'esperança delirant d'un capitalisme bondadós, infinitament reformable a través del cretinisme parlamentari i la democràcia (sempre puta i sempre verge). Sota aquesta il·lusió demencial, rere aquesta màscara maldestrament pintada, s'oculta el monstre sense rostre de l'únic capitalisme possible, que només pot sobreviure rebentant a la classe treballadora. És en defensa seva que el sindicalisme subvencionat aixeca tots els dics de contenció necessaris, com ara aquesta plètora de microorganitzacions que veiem sorgir, cadascuna més a l '"esquerra", més assembleària i més compromesa amb "lo públic", amb el funcionament "realment democràtic" i fins i tot adornades amb la xerrameca més radicaloide possible. És en defensa del capital que el sindicalisme subvencionat es nega a organitzar aquelles accions que poden fer tremolar a la patronal i en convoquen d'altres que saben que ningú seguirà o que no serviran per a res, excepte per cremar molts dels companys que hi participin.
I per a mostra un botó. L'any passat, a Madrid, CCOO-UGT-CGT-ANPE-CSIF-STEM es van negar a organitzar la vaga indefinida, que en aquell moment hagués pogut tenir seguiment, fent sorgir com a reacció organismes i assemblees amb multitud de sigles i noms, però que han estat incapaços d'iniciar l'elaboració d'una plataforma reivindicativa classista ni d'organitzar la lluita per a la seva defensa a través de la vaga indefinida i sense serveis mínims. Aquestes assemblees i organitzacions van oferir un magnífic exemple d'on ens porta als treballadors l'absoluta manca de principis i de memòria històrica, la fe obsessiva en l'espontaneïtat dels moviments de masses i la il·lusió parlamentària, que es va manifestar en una infinita sèrie de votacions buides de contingut que només aconseguien aprovar les propostes més inofensives o reaccionàries, regat tot això amb les maneres desorganitzadors i interclassistes del 15M. Aquestes organitzacions i assemblees eren i són filles naturals del sindicalisme subvencionat i com més pregonaven la rebel·lia contra els seus pares, més conscients eren de la seva falta de principis i finalitats pròpies i més ràpidament queien sota la màxima de tot embaucador sindicalero (el moviment ho és tot, el fi, res) per ofegar en una xerrameca insofrible i un activisme reaccionari l'inicial enuig i impuls dels treballadors, als que van tornar a sumir en una sensació d'impotència reduplicada. Complerta la funció desmobilitzadora per a la qual van ser parides, aquestes assemblees i organitzacions van donar de nou pas, fins a nova ordre, a les sigles oficials del sindicalisme subvencionat. Així, CGT, ja aquest mateix any, quan l'abatiment dels treballadors era prou segur, i camuflats com i entre les restes del naufragi d'aquestes assemblees, va convocar una aturada parcial a l'ensenyament sota el nom de vaga indefinida (realment, només convocaven mes i mig), substituint el que hauria d'haver estat una taula reivindicativa precisa per un conjunt de vaguetats deliberades, redactades per l'aparell, i tractant de fer-nos oblidar el paper que aquest sindicat subvencionat havia jugat en el procés anteriorment exposat. L'únic resultat de tal maniobra era el previsible: fins i tot abans de l'inici de l'aturada parcial es constata el seu poc seguiment, i en la majoria dels centres el desconeixement de la convocatòria mateixa, i finalment es desconvoca deixant rere seu un panorama de derrota i resignació, que era ni més ni menys que l'objectiu que perseguien des de bon principi. Mentrestant, CCOO-UGT-STEM-CSIF-ANPE poden tornar a les seves habituals convocatòries de cors i danses i aturades parcials amb les que rentar-se la cara. Aquest mateix camí és el que pretenen seguir a Catalunya i a tots els llocs on temin el ressorgiment d'una resposta organitzada.
Hem de recuperar les concepcions i els mètodes de lluita classistes.
Quan amb l'aparell, l'exèrcit d'alliberats, les multimilionàries subvencions de la sigla oficial del sindicalisme subvencionat no n'hi ha prou per a sufocar i controlar els conats d'incendi social, fan sorgir per complir la mateixa finalitat organismes i assemblees que, convenientment amb aquesta finalitat, aparenten ser independents i estar més a l'esquerra. Que els membres que formen l'aparell d'aquests organismes no siguin conscients de la seva finalitat no significa res. Sense principis classistes i memòria històrica, aquestes organitzacions només poden pensar amb la ideologia burgesa dominant, i per tant, tornar-hi i complir amb ella. Per això, hem de recuperar les concepcions i les eines clàssiques del sindicalisme de classe, amb la vaga indefinida i sense serveis mínims com genuïna arma de lluita.
La vaga es prepara en els centres de treball, convocant assemblees dins i fora de les empreses, on es discuteix la taula reivindicativa per la qual es convocarà la vaga. Tots els treballadors exposen els seus problemes laborals, salarials i socials a l'assemblea, que globalment pren consciència dels mateixos. Tots coneixen la seva problemàtica i la dels seus companys. I una Assemblea General del rang de la vaga que es convoca decideix l'inici de la vaga, forma els piquets que ajudaran a fer-la efectiva i que al seu torn controlaran a la Comissió Negociadora, que ha de ser revocable en tot moment. És a dir, la vaga es prepara, es decideix i es controla des dels centres de treball. La massa de treballadors que ha de fer la vaga és qui la convoca, la controla i la desconvoca després de la corresponent valoració en Assemblea General. El sindicalisme subvencionat ens té acostumats a unes convocatòries d'aturades que no s'organitzen, només es convoquen i, com a molt, s'anuncien amb uns cartells en els centres de treball, i de vegades ni això.
La vaga obrera no pot acceptar serveis mínims. Perquè, què és una ATURADA que no PARALITZA ni la producció ni els serveis essencials? Per exemple: una aturada que permet l'embarcament i la descàrrega de passatgers i mercaderies és un engany, una presa de pèl, una antivaga que practiquen els convocants, en aquest cas les empreses de serveis sindicals CCOO-UGT-CGT i els seus ajudants. Els esquirols trenquen les vagues, amb els SERVEIS MÍNIMS LES AVORTEN ABANS DE DECLARAR-SE. Durant la VAGA abolimos la COMPETÈNCIA entre els treballadors i aquesta és la base de la SOLIDARITAT de classe i de la lluita. Si amb els serveis mínims es legalitza i imposa l'esquirolatge, els convocants maten la vaga i els seus efectes, encara que afirmin que s'han aturat el 90% dels que no tenien serveis mínims. ¡La vaga paralitza la producció o el servei! Si aquests no es paralitzen, la vaga no es fa efectiva, és avortada al quedar-se en aturades parcials i amb serveis mínims d'entre el 40% i el 80%.
Quines són les reivindicacions amb les que es poden parar els atacs de la patronal?
Cal respondre al perquè d'aquest afany privatitzador i per què poden plantejar-s'ho. Són les condicions dels treballadors de l'educació privada les mateixes que les dels treballadors de l'educació pública? Mentre hi hagi pitjors condicions en un sector que en l'altre i mentre hi hagi diferències, com n'hi ha (i abismals), entre les diferents categories tant dins de l'educació pública com dins de l'educació privada, la Patronal i el seu Estat regnaran sobre les nostres divisions traslladant d'una a l'altra o viceversa el negoci segons els convingui que l'Estat assumeixi les pèrdues o que l'empresa privada s'emporti el benefici. Hem de rebutjar la distinció entre treballadors d'escoles públiques, concertades i privades i qualsevol tipus de corporativisme de categoria o sector, defensant aquestes reivindicacions en el dia a dia i centre per centre, i no només quan es convoca una aturada, agrupant-les en una taula reivindicativa que tendeixi a unir les reivindicacions de tots els treballadors, recollint especialment les necessitats de les categories amb pitjors condicions, i que en el sector de l'ensenyament hauria almenys d'incloure: tots els interins i eventuals a fixos de plantilla, acabant amb la lluita fratricida i la tortura de les oposicions, ràtios de com a màxim 15 alumnes per aula en les classes estàndard; jubilació als 55 anys amb el 100% del salari (incloent tots els plusos que s'han d'integrar en el salari); ocupació de totes les places buides per baixa o jubilació des del primer dia, fora subcontractes i ETT's dels serveis de neteja, manteniment, menjador, monitors, etc.: tots a fixos de plantilla a l'empresa principal!
Hem rebutjar activament complir les funcions d'agents de l'autoritat que imposa la disciplina cuartelaria en els centres escolars, rebutjar la defensa de la ideologia antiobrera i meritocràtica com en el cas dels plans de "excel·lència" i reintroduir a l'aula, a les reunions docents i amb pares, els conceptes, plantejaments i reivindicacions dels treballadors. Hem de rebutjar la defensa "lo públic" en si i per a si com un parany per a la classe obrera, perquè aquest discurs amaga que la finalitat última de "lo públic" no són ni seran els interessos dels treballadors, com volen fer-nos creure, sinó el mecanisme pel qual l'Estat, en funcions de capitalista col·lectiu, assumeix la despesa i l'organització de determinats serveis necessaris per a la resta de capitalistes. L'ofensiva anti-obrera relatada més amunt es fa tant en els sectors públics com privats; sense assumir aquesta realitat no arribarem enlloc. En lloc d'una defensa genèrica de "lo públic", cal organitzar la defensa col·lectiva de les condicions de treball tant dels treballadors de l'educació pública com de la privada, assumir per part de les categories més ben pagades la lluita per l'augment de les condicions de les categories més precàries i el pas de les categories subcontractades en ambdós sectors a fixos de l'empresa principal.
No et resignis a la passivitat i impotència individualista que cultiva la burgesia i el sindicalisme subvencionat, organitza't al SUT per preparar la lluita obrera del futur, solidària i classista!
Si el capitalisme només pot sobreviure rebentant a la classe obrera, preparem-nos per aconseguir que rebenti el capitalisme!