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¿Si a cualquiera de nosotros alguien nos metiera la mano en el bolsillo para quitarnos la cartera, le dejaríamos que nos robara sin oponernos a ello? Evidentemente no, pero, entonces... ¿por qué debemos permitir que la Patronal nos robe nuestro tiempo, nuestro salario, nuestras condiciones, nuestra vida y la de los nuestros?

Puede que solos no pudiéramos evitar que nos quiten la cartera en el primer ejemplo y lo mismo ocurre en el trabajo, pero colectivamente podemos parar los pies al empresario: la acción organizada y decidida de los trabajadores puede permitirnos plantar cara a los abusos de la Patronal. Esto es lo que están haciendo los compañeros de Panrico de Sta Perpetua y por esto merecen todo el apoyo del resto de la clase obrera.

 

“la Ley nos burla y el Estado oprime y sangra al productor, nos da derechos irrisorios, no hay deberes del señor”

 

Esta estrofa de La Internacional describe bien lo que sucedió el viernes 18 de octubre cuando los Mossos de Esquadra irrumpieron en la Asamblea de Trabajadores convocada a las 6h de la mañana en la planta de Sta Perpetua, acorralando a los trabajadores concentrados y secuestrándolos en plena calle. El motivo no era ni siquiera ningún pretendido “derecho al trabajo” (eufemismo para el “derecho a reventar la huelga”) sino que era permitir la entrada de 10 trailers para vaciar los almacenes, llenos de mercancías producidas por los trabajadores que todavía no han recibido su salario. Trabajar gratis es esclavitud y quedarse con los productos hechos por otro es un robo: este viernes los Mossos ejercieron la violencia directa contra los trabajadores para amparar la esclavitud y el robo, mostraron por enésima vez su verdadero rostro.

El libre desarrollo de la relación de fuerzas entre los asalariados y la Patronal se pondría inevitablemente a favor de los primeros dado que somos la aplastante mayoría y somos los que producimos su ganancia: si nosotros paramos, nuestros chupa-sangres no pueden seguir viviendo de nuestro trabajo. Por esto, la Patronal necesita una fuerza que controle, ilegalice y reprima las reivindicaciones de los asalariados. Esta fuerza es el Estado burgués con sus Tribunales, Policía, Ejército, Seguridad Social, Sistema Educativo, etc. que son los encargados de engrilletar a los trabajadores al yugo de la explotación, de la impotencia y de la resignación.

Cuando decimos que el Estado está al servicio de la Patronal, lo decimos porque es la cruda realidad con la que chocamos una vez sí y otra también... Mientras subsista el trabajo asalariado y la ley del valor, la “democracia” (orgánica,parlamentaria o popular) consiste y consistirá sólo en esto: es el teatro impúdico por el cual el interés de la burguesía se disfraza de interés general mientras que los intereses de la clase obrera se proscriben y se ponen al margen de la ley.

Durante una semana se ha podido defender la entrada de la fábrica, contra todos los intentos directos o velados de diluir la determinación del piquete, y esto es un logro que nadie puede arrebatar a los trabajadores.

 

Extensión de la lucha y la situación en Madrid

 

El oxígeno de la lucha obrera es su extensión: la extensión de la solidaridad, la paralización de la producción a gran escala. Pero aparece publicado que “La huelga de Panrico en Madrid se aplaza por problemas burocráticos” (Público.es 18/10/2013). Se da como explicación que la mediación no pudo realizarse por “defecto de forma” porque aparentemente en la mediación no se había convocado a UGT. ¿Pero qué narices tiene que ver una cosa con la otra? Esto tiene sólo un nombre: es una farsa. Cualquiera que haya convocado una huelga sabe que no hay mediación obligatoria y que la no celebración de una mediación no impide de ningún modo el ejercicio efectivo de la huelga.

Mientras tanto, se ha triplicado la producción en la planta de Madrid en base a horas extras, eventuales, ETTs y los pedidos para Barcelona tienen prioridad. Esta situación es la organización de la división y del esquirolaje entre nosotros, un engaño que nos lleva al apuñalamiento y al desangramiento mutuo. Hemos distinguido siempre y seguimos distinguiendo entre los afiliados y el aparato de los sindicatos subvencionados, y del mismo modo hay que distinguir entre la masa de los trabajadores de la planta de Madrid y los verdaderos responsables de esta situación. La pregunta es sencilla: ¿Quieren ir a la huelga los trabajadores de la planta de Madrid? ¡Sí que quieren! Han votado dos veces a favor de ir a la huelga y dos veces les ha sido saboteada la convocatoria por parte del aparato sindical.

Estamos ante otra burda maniobra de la estrategia derrotista del aparato sindical subvencionado, cómplice de la empresa para evitar la huelga simultánea en Madrid y Barcelona. Y esta maniobra, como todas las pasadas y las que están por venir, sólo puede ser superada a través del contacto directo de los trabajadores por la base y la organización real del sindicato de clase.

¿Es inevitable que sea así? No, compañeros, no lo es. Pero depende también de todos nosotros impedir que la Empresa y los aparatos sindicales subvencionados consigan llevar hasta el fin la estrategia derrotista del aislamiento y asfixia de las luchas. Hay que tender los puentes que permitan superar estos muros levantados entre nosotros: hay que llamar a la solidaridad y ayudar a los compañeros de la planta de Madrid a extender allí también la huelga.

 

¡POR LA EXTENSIÓN DE LA LUCHA A TODAS LAS FÁBRICAS Y SECTORES!

¡CONTRA LA PREPOTENCIA PATRONAL, HUELGA INDEFINIDA!

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