Le dan directamente al jefe de la Patronal de la sanidad privada (Boi Ruiz i Garcia, director general de la Patronal Unió Catalana d’Hospitals y vocal de la Junta Directiva del Foment del Treball Nacional) la dirección de los presupuestos de la sanidad pública, proclamando abiertamente lo que ha sido siempre: el Estado al servicio de la Patronal.
Los recortes en la Sanidad son un ataque contra el conjunto de la clase obrera, una continuación de los ataques de los gobiernos anteriores como lo fueron la imposición de las Direcciones por Objetivos (DPO), de las gerencias hospitalarias y el paso a las mutuas laborales de la determinación de las bajas (Incapacidad Temporal). Ésta es la evolución de las bajas laborales una vez las han pasado a las mutuas: “en los primeros seis meses del año el número de enfermedades profesionales con baja declaradas descendió casi un 50%, mientras que el número de enfermedades sin baja, que no tienen coste alguno para las mutuas, aumentó un 36%” (El Mundo 4/11/2007). Y la santa cruzada del Estado para que los modernos esclavos asalariados no paren de trabajar al precio de su salud: “La Seguridad Social paga a los médicos para que den menos bajas. Son convenios firmados con las CCAA cuyo objetivo es conseguir la reducción de los tiempos medios de duración de las bajas. (…) Los incentivos de los médicos pueden llegar a los 1.745€ si cumplen al cien por cien con los objetivos. (…)El convenio con Cataluña le saldrá a la Seguridad Social por 5,7 millones de euros. En total, en 2009, el Ministerio de Trabajo destinó 30 millones de euros a este tipo de convenios. (…)En 2010, la Seguridad Social les destinará otros 35 millones de euros.” (El País 23/12/2009) “El programa de reducción de bajas se centra en 14 patologías: trastornos depresivos y neuróticos, tendinitis, esguinces y torceduras, problemas de espalda, etc.” (El País 23/12/2009) Medidas basadas en la introducción de la competencia entre médicos para poder cobrar los objetivos: “El médico que más haya reducido sus IT será considerado el que mejor haya conseguido los objetivos. Sus resultados serán el 100%, a partir del cual se irá calculando el porcentaje de sus compañeros” (El País) ¡Éstos son los resultados del gobierno “socialista” y tripartito al servicio de la Patronal!
La burguesía catalana, claramente desmarcada en la tabla siguiente (extracto), lleva mucho tiempo de ventaja al resto de la burguesía del Estado español en la privatización de la sanidad:
hospitales públicos |
hospitales privados |
camas públicas |
camas privadas |
|
Cataluña |
62 |
148 |
14.118 |
19.523 |
Andalucía |
45 |
62 |
16.309 |
6.231 |
Madrid |
32 |
49 |
14.514 |
7.242 |
C. valenciana |
34 |
28 |
10.978 |
2.757 |
País vasco |
18 |
26 |
5.835 |
2.495 |
Dotación de infraestructuras sanitarias por regiones. Expansión 22/07/2010 |
"Según informe del Eurostat en España el 5,8% de los trabajadores tiene una o más patologías relacionadas con el trabajo, en cambio en la media de la zona euro es de 7,5% y de la de la UE de los 27 es de 8,6%. En Finlandia el 24,5% de los asalariados tienen una o más patologías asociadas al trabajo. En Bélgica son el 11,7% (…) La diferencia entre diagnosticar una enfermedad como común o profesional conlleva que en el primer caso el subsidio que se recibe es de un 60% mientras que en la profesional es de un 75%. Además, en las enfermedades profesionales el trabajador tiene cubierto el 100% de su tratamiento farmacológico, médico y rehabilitador” (El País 17/2/2010) “Un cambio legal reduce un 91% las bajas laborales de más de un año. Desde el pasado año, son los médicos del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) los encargados de otorgar las prórrogas de seis meses, cuando una baja laboral cumple un año de duración. Durante el primer año de aplicación de la nueva normativa las bajas laborales de más de 260 días han pasado de 102.361 a 8.767, es decir un 91%. Se ha destinado 300 millones de euros este año para incentivar que los médicos extremen el control de las bajas.” (Cinco Días 21/5/2007)
La producción capitalista usurpa al obrero el tiempo que necesita su cuerpo para crecer, desarrollarse y conservarse sano. Nos reduce el tiempo destinado a las comidas y lo incorpora siempre que puede al proceso de producción. Reduce el sueño sano y normal que concentra, renueva y refresca las energías, al número de horas de inercia estrictamente indispensables para reanimar un poco un organismo totalmente agotado. En vez de ser la conservación normal de la fuerza de trabajo la que trace el límite a la jornada, ocurre lo contrario: es el máximo estrujamiento diario posible de aquélla el que determina nuestro tiempo de descanso. Para conseguir este máximo estrujamiento, el capital no tiene inconveniente en abreviar la vida de la fuerza de trabajo, al modo como el agricultor codicioso hace dar a la tierra un rendimiento intensivo esquilmando su fertilidad. Las consecuencias de esta imposición de la libre concurrencia son, para el trabajador en edad útil: sobreexplotación y reducción drástica de las condiciones de existencia al coste de la duración de nuestra vida; para el que ha superado su edad útil para la explotación: cuanto antes dejemos de ser un coste, mejor para el capital. Es cuestión de tiempo que éste adopte las medidas pertinentes.
Las enfermedades las generan las jornadas agotadoras, las malas condiciones en las que se tienen que realizar, el estrés de no llegar a final de mes y de las condiciones en que trabajamos, los alimentos deficientes que son los que pueden comprar nuestros salarios, por no hablar de las enfermedades generadas por la presión psicológica derivada de la publicidad, la responsabilidad criminal de las empresas en enfermedades como la anorexia, etc. Todas estas enfermedades tienen un remedio: el reposo. Y tienen un culpable: la necesidad de beneficio. Los laboratorios médicos producen medicinas y procesos médicos que en lugar de curar las raíces cronifican los síntomas de las enfermedades. Eso se debe a que para curar en propiedad es necesario que los trabajadores descansen, que se destinen recursos a su curación, y a que es mucho más rentable poder vender medicinas periódicamente que no vender medicinas que curen de verdad: para la clase obrera tratamientos, tecnología quirúrgica y medicinas desfasadas (no se puede comercializar un genérico hasta diez años después de su salida al mercado) mientras que la burguesía tiene acceso a tecnología punta y la última investigación.
La defensa de “lo público” en sí y para sí es una trampa para la clase obrera, porque este discurso esconde que la finalidad última de “lo público” no son ni serán los trabajadores como quieren hacernos creer sino el mecanismo por el cual el Estado se hace cargo de determinados servicios para el resto de capitalistas en funciones de capitalista colectivo. La ofensiva anti-obrera relatada más arriba se lleva a término a través de la sanidad privada y a través de la pública; sin asumirlo no iremos a ningún sitio.
Hay que responder también al por qué de este afán privatizador y por qué pueden planteárselo. ¿Son las condiciones de los trabajadores de la sanidad privada las mismas que las de los trabajadores de la sanidad pública? Mientras haya peores condiciones en un sector que en el otro y mientras haya diferencias, como las hay y abismales, entre las diferentes categorías tanto dentro de la sanidad pública como dentro de la sanidad privada, la Patronal y su Estado reinarán sobre nuestras divisiones trasladando de una a la otra el negocio según les convenga que el Estado asuma las pérdidas o que la empresa privada se lleve el beneficio.
En lugar de una defensa genérica de “lo público”, hay que organizar la defensa colectiva de las condiciones de trabajo tanto de los trabajadores de la sanidad pública como de la privada, asumir por parte de las categorías mejor pagadas la lucha por el aumento de las condiciones de las categorías más precarias y el paso a fijos de las categorías subcontratadas en ambos sectores, defender las condiciones de reposo y curación de los asalariados a los que la explotación a la que están sometidos les provoca las patologías que el Estado burgués incentiva para que no sean reconocidas como merecedoras de baja laboral.
Sólo en este triple plano de la lucha conjunta de ambos sectores de la sanidad, de la priorización de las reivindicaciones de las categorías más precarias y del rechazo a la colaboración con la degradación física y mental de la clase obrera explotada, se puede superar la estrechez del corporativismo y de la superstición de “lo público” y llevar la lucha por la sanidad al terreno de la clase trabajadora.
A los médicos y enfermeros en general: es necesario que asumáis la defensa de las categorías con peores condiciones laborales y salariales y subcontratadas y que rechacéis de raíz las DPO’s dando sistemáticamente bajas a todos los trabajadores que las necesiten, haciendo los diagnósticos que señalen el origen laboral de las dolencias y que permitan el tiempo y medios de curación suficientes para oponernos a los abusos de las aseguradoras, mutuas laborales e INSS. Rechazar los tribunales médicos y el chantaje de los objetivos: esta es la única manera de comportarse con un mínimo de humanidad con el resto de la clase obrera, de no convertirse en policías de la Patronal, y al mismo tiempo atacar allí donde le duele a la empresa privada que os está atacando a vosotros y al resto de los asalariados.
Al resto de trabajadores: éstos y los que vendrán son ataques contra todos nosotros, contra las condiciones de vida de la clase obrera. No lo pueden parar solos los trabajadores de la sanidad pública, es responsabilidad de todos nosotros oponernos a ellos y ayudar a los trabajadores de la sanidad a defender sus condiciones. Pero tenemos que exigir que no nos den de alta si no estamos curados y hay que parar los pies al negocio de les mutuas laborales y exigir la solidaridad activa de los trabajadores de la sanidad pública y privada.
Sólo se han podido y se pueden realizar todas estas privatizaciones basándose en el plus de productividad, firmado por los sindicatos subvencionados. Sin plus de productividad no hay negocio y el capital ni se asoma. Pero en cuanto olfatea el NEGOCIO, allí está como un perro famélico en busca de su presa. Para conseguir la GANANCIA, le da igual producir enfermedades que tratarlas, producir bombas o armas, medicinas o genéricos, su finalidad es una y siempre la misma: la mayor GANANCIA posible.
Todas estas cuestiones son igualmente aplicables al sector de la enseñanza
Para ahuyentar el NEGOCIO de la Sanidad, convirtamos los Hospitales en avisperos reivindicativos, clasistas y solidarios:
- 30 horas semanales sin reducción salarial, aumento lineal de 500€ para todos en vez de objetivos.
- Oposición frontal a los objetivos y pactos de productividad por la vía de hecho: reventar activamente los objetivos anti-obreros fijados por la dirección.
- Jubilación voluntaria a los 55 años para todas las categorías con el 100% del salario.
- Limpieza, cafeterías, interinos y eventuales a laborales a fijos de plantilla de la Sanidad pública o privada. A igual trabajo, igualdad de salarios, equipara los trabajadores de la sanidad privada a los de la pública.
- Readmisión de todos los despedidos.
¡SI EL CAPITALISMO SOBREVIVE REVENTANDO A LA CLASE OBRERA,
QUE REVIENTE EL CAPITALISMO!