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En Madrid, el patrón-Estado, con la imprescindible fidelidad de sus ayudantes de las empresas subvencionadas de servicios sindicales CCOO, CSIF, ANPE, UGT..., ha involucrado a los trabajadores docentes interinos, por tercer año consecutivo, en la tortura y lucha fratricida de las oposiciones. Evidentemente, cada convocatoria es una nueva oportunidad de sembrar la división y la desorganización entre los trabajadores obligados a hacerse la guerra en pos de la ilusión cada vez más ilusoria de la plaza; división y desorganización que después el patrón-Estado y los sindicatos subvencionadas prologan con las eternas guarradas con que se confeccionan las listas de interinos, cuyas baremaciones continúan sembrando la discordia entre los trabajadores docentes eventuales.

 

 

Ni la empresa privada más sádica ha imaginado jamás un sistema de selección de personal tan minuciosamente torturador como el de las oposiciones. Es obvio que la reivindicación de que todos los trabajadores eventuales y subcontratados deben pasar a fijos de la empresa principal (acabando, por tanto, con las oposiciones y con las subcontratas y conciertos) es la primera reivindicación necesaria para terminar con la división que imposibilita cualquier movimiento mínimamente organizado de todos los trabajadores en la enseñanza o en cualquier otro sector. Y si hubiera alguna duda de la irremediable e irreversible putrefacción de las empresas de servicios sindicales CCOO, UGT, CSIF, ANPE, ... sería suficiente prueba de ello el apoyo que estas organizaciones patronales dan al sistema de las oposiciones, con toda la panoplia habitual de eructos ideológicos en torno al esfuerzo, el mérito, la necesidad de asegurar los mejores profesionales para la pública y de asegurar un acceso justo al puesto de trabajo, etc. Estos son argumentos puramente patronales con que el sindicalismo subvencionado reivindica su función de pura jefatura de personal.

 

 

Las últimas canalladas urdidas por el patrón-Estado con el apoyo de sus jefes de personal sindicaleros ponen en su sitio toda su palabrería. Después de convocar el año pasado una farsa de oposiciones en que salían plazas que se podían contar con los dedos de las manos, este año, antes de las elecciones, convocaron nuevas oposiciones, aparentemente con bastante más plazas. A la vez, CCOO, UGT, CSIF, ANPE… anunciaban a bombo y platillo el fin de los injustos y antidemocráticos decretos madrileños de baremación de las listas de interinos, alabando el cambio de actitud del gobierno pepero de  Cifuentes y firmaban con él un acuerdo de baremación vendido como la panacea para los interinos, y anunciaban que llegarían a un acuerdo para que los interinos madrileños cobraran los meses de verano. ¿Qué ha sido de tan "idílica" situación? Por un lado, el acuerdo de baremación, un auténtico galimatías, ha supuesto, en realidad, que los trabajadores jóvenes sean desplazados por los trabajadores más experimentados de las pocas posiciones de las listas que aseguran un puesto de trabajo, lo que aumenta la división entre ellos (y que es, no lo olvidemos, justamente lo contrario de lo que estas organizaciones patronales firmaron también con el PP de Valencia... por lo que mañana podrían volver a firmar que los interinos jóvenes pasaran por encima de los experimentados en otra vuelta de tuerca de la eterna cizaña que siembran). Por otro lado, el cacareado acuerdo para el cobro del verano ha resultado en que solo cobraron aquel los interinos que hayan hecho ¡¡¡9 meses de trabajo!!!, cuando anteriormente se cobraba el verano con 5 meses y medio (y disponemos de una sentencia que avala que se cobre la parte proporcional en aquellos casos en que no se llega a este tiempo). Para remachar la situación creada, el patrón-Estado, una vez pasadas las elecciones, ha dado la orden a los tribunales de que restrigan al máximo el número de aprobados por tribunal… ¡y muchas de los puestos de trabajo convocados se quedarán vacantes! Mientras, los trabajadores interinos deben pasar por la pública humillación de quedar como unos incapaces (ante quienes desconozcan las argucias antiobreras del patrón-Estado), después de años de trabajo en muchos casos, y los trabajadores convocados para ser miembros de tribunal quedan señalados como los agentes más o menos involuntarios de semejante degollina. La discordia y división entre unos y otros será ahora más profunda, en vísperas de nuevos y más graves y numerosos ataques contra los condiciones laborales y vitales de todos los trabajadores, también de los de la docencia estatal.

 

 

La grandilocuente palabrería típica del cretinismo parlamentario de estas empresas subvencionadas de servicios sindicales y sus mareantes mareas, acerca de la dignidad individual y la defensa corporativa de lo público muestra su verdadera naturaleza cuando se pone al lado del sangrante hecho de que centenares de señores y señoras, con toda su docta sapencia y dignidad profesoral, han acatado sin chistar la orden patronal de dejar sin puesto de trabajo a compañeros perfectamente capacitados, muchos de los cuales llevan años trabajando codo a codo con ellos (actitud a la que tal vez haya habido honrosas excepciones individuales pero irrelevantes en el panorama general). Este hecho viene a demostrar una vez más lo que la verdadera ciencia proletaria sabe desde hace más de doscientos años: que los trabajadores de uno en uno no somos nada, que precisamos estar organizados como clase trabajadora, con mecanismos y reivindicaciones propias, para hacer frente a los ataques de la muy bien organizada patronal, con sus instituciones bien engrasadas y pagadas, de entre la cuales destacan las empresas subvencionadas de servicios sindicales. Necesitamos el sindicato de clase, que no es una empresa que da servicios jurídicos a cambio de una cuota mensual, sino una organización de lucha colectiva, cerrada a cal y canto a las subvenciones y los liberados, una organización que se esfuerza en la recuperación de la teoría y la memoria histórica proletaria y que defienda a ultranza la solidaridad entre todos los trabajadores, independientemente de los sectores, las categorías, las nacionalidades y el resto de falsas divisiones introducidas por la patronal. Solo de una organización de este tipo se puede obtener la voluntad, comprensión y fuerza, que es colectiva o no es, para oponernos a los atropellos cotidianos, incluyendo la salvaje burla de estas oposiciones.

 

 

Una organización así no solo podría haber cerrado a la fuerza, físicamente, los tribunales de oposición de semejante estafa, sino que podría haber eliminado igualmente las propias oposiciones, imponiendo a la patronal, con la movilización y la lucha huelguística, el que todos los eventuales pasen a ser fijos (y no solo en este sector). En lugar de ello, ante esta nausebunda tomadura de pelo, lo que las empresas de servicios sindicales proponen a los compañeros interinos es la vía de las reclamaciones administrativas… que invariablemente quedarán en papel mojado (¡tres meses tienen para responderlas el patrón-Estado… si quiere!), de las que incluso podrán ser capaces de sacar tajada. Y no podemos olvidar que estas empresas de servicios sindicales disponen de miembros dentro de todas las estructuras y niveles del patrón-Estado, desde los ministerios a las consejerías, diputaciones, secretarias de todo tipo, direcciones territoriales y, como no, en los servicios de inspección, jefaturas y direcciones de los centros; es decir, son directamente la jefatura de personal y, por tanto, responsables de la orden de no aprobar a los compañeros interinos, dejando plazas sin cubrir, por más que después se presenten como portavoces de su indignación (¡pero nada más que de su indignación, faltaría más!).

 

 

Necesitamos formar el sindicato de clase sin liberados ni subvenciones y, para ello, es imprescindible romper con las empresas subvencionadas de servicios sindicales que siempre nos usan como masa de maniobra para defender los intereses de su aparato de liberados y de cretinos parlamentarios, que forman un estrato bien diferenciado dentro de la pequeña burguesía. Siempre nos venden, e irremediablemente siempre nos venderán, porque ese es su negocio. Necesitamos romper con su corporativismo divisor, con su estéril defensa de lo público, con sus dignísimas dignidades, sus alturas morales y sus culturalismos y pedagogismos, que, como en este caso, se deben prostituir a cada choque con la realidad, mostrando que el significado de tanta palabrería es la defensa de la patronal en colisión con nuestros intereses como clase trabajadora: reducción de ritmos de trabajo y de jornada a 30 horas semanales sin reducción salarial, reducción de la edad de jubilación a los 55 años con el 100% del salario, etc.

 

En lugar de tanta pedantería engañosa y de tanta ponzoña ideológica, el sindicato de clase propone las reivindicaciones laborales y materiales que figuran más abajo, porque, además, compañeros/as, nos esperan tiempo duros. El brexit es un nuevo clarín en la guerra de un mundo sumido en una crisis de sobrecapacidad productiva a la que el capitalismo no puede encontrar otra salida que la destrucción masiva de medios y fuerza de trabajo. En el Estado español hay más de un 100% del PIB de deuda pública, con una economía que sobrevive gracias a un turismo alejado, de momento pero no para siempre, de otras zonas en conflicto. Sin organización clasista obrera todo esto lo tienen que pagar los trabajadores, y la enseñanza no es ajena, ni mucho menos, a esta situación. También la escuela, como fábrica de títulos que es, padece esta crisis de sobrecapacidad productiva: hay más títulos, más universidades, institutos y colegios que los que el capitalismo puede utilizar para obtener sus beneficios. Recortes más brutales que los de 2011 están a la vuelta de la esquina, gobierne quien gobierne, jóvenes o viejos, guapos o feos, en solitario o en un gazpacho de siglas. Los recortes en educación supusieron en 2011 la multiplicación de los ritmos de trabajo, el aumento de las horas lectivas, de las ratios de alumno por aula y la desaparición de 100.000 puestos de trabajo, de becas de libro y comedor, de progamas de ayuda… Mañana os espera un recrudecimiento de esta situación para el que la patronal, con sus empresas de servicios sindicales a la cabeza, ya se están preparando. Nosotros también necesitamos estar preparados: sumaos al sindicato de clase sin liberados ni subvenciones, participando activamente en su vida sindical y preparando el movimiento reivindicativo y huelguístico que mañana pueda hacer temblar a la patronal por las siguientes revindicaciones:

 



 

* Todas las subcontratas, ETTs y conciertos fuera: todos los trabajadores eventuales y subcontratados a fijos de la empresa principal. Fin del sistema de oposiciones.

 

* 15 alumnos por aula en las clase normales.

 

* Máximo de 18 periodos lectivos y 25 de permanencia en el centro.

 

* Jubilación voluntaria a los 55 años con el 100% del salario.

 

* Reducción de jornada a 30h para todos los trabajadores sin reducción de salarios.

 

*Puesto de trabajo o subsidio indefinido de 1500€/mes.

 

Junio de 2016.

 

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