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Una vez más se pone de manifiesto el drama al que quedan sometidos los trabajadores en el pequeño comercio. El Bar Titanic, proyecto y sueño de Alex, empezó a funcionar este junio pasado. Pero, ¿cómo empezó a tirar adelante su negocio Alex? Pues sin ir más lejos, imponiendo a sus trabajadores condiciones tales como: no pagar los salarios, no cotizarles a la Seguridad Social, no formalizar ningún contrato, imponer jornadas extenuantes de hasta 12 horas diarias, etc. En una situación así las condiciones del trabajador asalariado son ya peores que las del esclavo, ese como mínimo recibía comida y cama.

Un trabajador del bar, afiliado a SUT y convencido de la necesidad de luchar por sus derechos, no se quedó de brazos cruzados. Se emprendió, entonces, una campaña de presión tanto a nivel sindical como a nivel jurídico, fruto de la cual el trabajador consiguió el contrato, las cotizaciones atrasadas a la Seguridad Social y los salarios atrasados.

A raíz de todo esto, Alex despidió al compañero pero se ha conseguido que la justicia burguesa dictara la NULIDAD de dicho despido. Viendo que tenía que contratar y pagar (¡!) a sus trabajadores-esclavo, Alex decidió cerrar el bar, “demasiado bajo el beneficio si los trabajadores pretenden cobrar...” pensará.

Si por pagar los míseros salarios de convenio tiene que cerrar, mejor así. No podemos ni vamos a aceptar que las empresas se mantengan a costa de reventar a los trabajadores: la pequeña empresa nunca llega a superar la crisis definitivamente, sólo consigue retrasar la agonía de su caída a costa de nuestras vidas. Desde el SUT lo tenemos muy claro: ¡¡¡Por encima de vuestro beneficio, primero nuestras vidas!!!

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