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(més avall en català)

La crisis actual de la enseñanza es como la del capitalismo mundial, una crisis de sobreproducción: sobran capitales, sobran fábricas, se producen demasiadas máquinas y productos con relación a los que el mercado puede comprar y pagar. Es una crisis gigantesca del capitalismo, consecuencia implacable de las leyes y contradicciones inherentes y consustanciales al sistema: la sobrecapacidad productiva que desemboca en la crisis deflacionaria, la verdaderamente terrorífica, porque escapa al más mínimo control de la burguesía, una crisis cualitativamente equiparable a la de 1929, pero inmensamente superior en cuanto a su magnitud, como corresponde a un capitalismo que llega a todos los rincones del planeta: el capitalismo es un sistema que funciona a escala internacional y no tiene sentido hablar de economías nacionales, grandes o pequeñas. Se producen demasiadas mercancías de todo tipo que no encuentran comprador, con lo que se rompe el proceso de circulación de capital, capital que no puede revalorizarse, lo que provoca una caída en picado de la tasa de ganancia, ganancia que es la única razón de ser del capital, a lo que se subordina todo lo demás. Es una broma de dudoso gusto hablar de recuperaciones cuando EEUU está al borde la bancarrota, las llamadas economías emergentes reducen su crecimiento y Europa lleva camino de ser un desierto industrial, arrollada por un continente asiático que acumula la producción industrial y con ella la ganancia y que como ya se puede entrever, se precipita a pasos agigantados también hacia la crisis. Y sin producción industrial y ganancia todo el tinglado de la economía de servicios se vuelve insostenible. La superación, puramente temporal y efímera, de la crisis pasa por descargar sus devastadores efectos sobre la masa de todos los trabajadores, tanto del sector público-estatal como del privado, totalmente desorganizada por la maquinaria del sindicalismo subvencionado, puras empresas de servicios sindicales. Ese ataque a los trabajadores no distingue categoría ni estatus con tal de recuperar su hundida tasa de ganancia. En primer lugar se reducen los costes directos del trabajo en cada empresa con despidos masivos, aumento de ritmos  y tareas y baja generalizada de salarios;  además se ataca a la sanidad y la educación de la clase obrera que para la patronal solo son costes globales del trabajo (como lo son el transporte, el subsidio de desempleo, etc.) lo que golpea de lleno a los trabajadores de los mal llamados servicios “públicos”.


Vivimos en la sociedad de las mercancías, donde la burguesía ha despojado de su aureola a todas las profesiones; a  los maestros, les ha convertido en sus servidores asalariados encargados de poner en práctica los programas oficiales del sistema educativo en defensa de los intereses patronales, mientras que en tanto trabajadores asalariados también soportan los ataques de la burguesía y su Estado contra sus propias condiciones laborales y vitales. Las escuelas, los institutos y la universidad, tanto da si son públicos o privados, funcionan dentro del capitalismo y también son fábricas, cuyo “producto” es la formación de la futura fuerza de trabajo en, al menos, dos sentidos: de una parte, proporcionar formación técnica básica para que los futuros asalariados puedan desempeñar un trabajo en los distintos oficios y profesiones; de otra, una formación ideológica, mediante la cual los estudiantes de hoy (en su mayoría asalariados del mañana) reciben y asimilan la ideología burguesa de la solución individual de los problemas, la competencia fratricida, el consumismo, la defensa de la economía nacional y la patria, la asunción natural de la explotación, la fe religiosa, etc.  Sin embargo, al igual que ocurre con la construcción de viviendas y los otros sectores, la fábrica-universidad está aquejada por la enfermedad de la sobreproducción. Los títulos educativos tienen la función de especializar a los trabajadores y solo tienen algún valor en la medida en que permiten al trabajador encontrar un trabajo en relación con esos estudios. En caso contrario la titulación se convierte en un trozo de cartón que bien se puede colgar detrás de la puerta. Los estudiantes hoy deben abrir los ojos y desengañarse de la ilusión de la salida individual y del carrerismo personal: bajo el capitalismo y sin organización clasista y solidaria el futuro es el paro o el semiparo a perpetuidad, la emigración o las condiciones laborales más descarnadas. Bajo este enfoque materialista la degradación y el abandono de la enseñanza estatal por la burguesía y sus instituciones es otro instrumento para regular el mercado de los títulos de enseñanza media y superior: ¿Qué va a hacer la burguesía con cientos de miles de jóvenes cargados de títulos, pero para los que no hay puesto de trabajo?


Estudiantes, como futuros asalariados en las condiciones laborales y vitales de explotación y opresión más terribles, vuestros son los problemas de la clase trabajadora, ante los que tenéis que tomar decisión. Por ejemplo, ¿qué puesto de trabajo vais a tener  en el futuro si vuestros mayores se ven obligados a trabajar hasta los 69-70 años, cómo vais a encontrar trabajo en el futuro si no os organizáis con el resto de los trabajadores para frenar y revertir la tendencia al aumento de la edad de jubilación?


¿Qué tiene que ver todo esto con que el servicio sea público o privado?


Absolutamente nada. Todo lo expuesto anteriormente no tiene nada que ver con la falsa reivindicación del sector público. A la burguesía le va perfectamente que se den determinados servicios por parte del Estado para que se reduzcan los costes globales del trabajo y así poder pagar menos salario cada burgués individual por nuestra fuerza de trabajo. No hay más. Por esto, cuando quieren reducir los costes del salario, recortan en sanidad y educación. Así pues, quienes llaman a la nacionalización y a la defensa del sector público dentro del sistema capitalista solo están edulcorando el contenido de clase del Estado burgués y llamando, consciente o inconscientemente, a defender el arma del enemigo.


En este engaño de la defensa de lo público coinciden todo el sindicalismo subvencionado y toda la falsa izquierda parlamentaria, por lo que no es de extrañar que su última marca política en el estado español (Podemos-Guanyem Barcelona-Ahora Madrid, etc.) identifique esta defensa de lo público con la defensa de la patria: “Sentirnos orgullosos de este país es sentirnos orgullosos de las mejores escuelas públicas, de los mejores hospitales... No es la casta política la que hace funcionar este país, es la gente, esa es nuestra patria, la gente” (Declaraciones de Pablo Iglesias “Podemos” en El País, 18/10/14). Cuál es el resultado de esta defensa de la economía nacional patriótica se constata en Venezuela, donde esta línea política ya ha sido implantada por el chavismo y donde los trabajadores de la enseñanza percibimos salarios de 8.100 Bs mientras que la Canasta Básica Familiar (el coste mínimo por alimentos, vivienda, vestido, salud, etc. para mantener una familia con tres hijos) según lo que establece el CENDAS (Centro de Documentación y Análisis) fue de 54.000 Bs en el mes de junio de 2015, donde la división de los trabajadores y la precariedad llega al extremo de que 20.000 trabajadores eventuales de la educación son “voluntarios” que han trabajado sin cobrar durante más de tres años  y sin esperanzas de ser incluidos en nómina en el próximo año escolar, donde el horario lectivo es de 36 periodos lectivos de 45 min. en secundaria (mientras que en el estado español es de 25 horas en primaria y 20-21 periodos de 55 min. en secundaria), sumado a la preparación de clases, corrección de pruebas, etc., que se realiza fuera del horario laboral. En el estado español se han comenzado a  introducir medidas que ponen los cimientos para acabar en una situación similar  a la de los trabajadores venezolanos, y, que sin oposición clasista, se profundizarán sean cuales sean las siglas del gobierno de turno.


El empeoramiento de las condiciones laborales de los trabajadores de la enseñanza tiene, además, un impacto directo y material en las condiciones de convivencia y educativas de los estudiantes, que necesitarían clases con menos alumnos, centros menos atestados y un ambiente más relajado, con docentes descansados y receptivos como contrapartida del agobio social en que tienen que desenvolverse. En lugar de ello, los defensores ultrapatrióticos de la economía nacional promueven, bajo la excusa de la vocación y el bien público, la aceptación del empeoramiento de las condiciones laborales de los trabajadores que cuidan y enseñan a los niños, cuya consecuencia directa es un clima de convivencia en cada escuela cada vez más cercano a la de una cárcel-fábrica-manicomio, llegando a ocurrir desgracias como la del suicidio de una estudiante en el IES Ciudad de Jaén de Madrid y el asesinato de un profesor en el IES Joan Fuster de Barcelona. El auténtico bien de los niños pasa por el mejoramiento de las condiciones laborales de sus padres, profesores, cuidadores y de toda la clase obrera, que es su entorno social inmediato.


Desechando esta línea de defensa de lo público, que supone encadenar a los trabajadores en la defensa de los intereses de la burguesía y de sus empresas los trabajadores debemos organizar la defensa colectiva de nuestras condiciones de trabajo y vida, asumiendo por parte de las categorías mejor pagadas la lucha por el aumento de las condiciones de las más precarias y el paso de los subcontratados a fijos de la empresa principal. Debemos rechazar la distinción entre trabajadores de lo público y lo privado y cualquier tipo de corporativismo de categoría o sector, defendiendo estas reivindicaciones en el día a día y centro por centro, y no solo cuando se convoca un paro, agrupándolas en una tabla reivindicativa que tienda a unir las reivindicaciones de todos los trabajadores, recogiendo especialmente las necesidades de las categorías con peores condiciones, y que en el sector de la enseñanza debería, al menos, incluir:


Todos los interinos y eventuales a fijos de plantilla, acabando con la lucha fratricida y la tortura de las oposiciones; ratios de un máximo de  15 alumnos por aula en las clases estándar, jubilación voluntaria a los 55 años con el 100% del salario (incluyendo todos los pluses que deben integrarse en el mismo); ocupación de todas las plazas vacantes por baja o jubilación desde el primer día; fuera subcontratas y ETTs de los servicios de limpieza, mantenimiento, comedor, monitores, etc.: ¡todos a fijos de la empresa principal!; retorno y ampliación de las becas de libros y, muy especialmente, de las de comedor.


Compañeros en la enseñanza en todos los niveles, tanto estatal como privada, limpiadores, auxiliares de control, trabajadores en el mantenimiento, enseñantes de todo tipo, cuidadores, fijos o eventuales, funcionarios o laborales e interinos… os invitamos a rechazar activamente cumplir las funciones de defensa de la ideología antiobrera en las escuelas, donde pasan la mayor parte de la jornada los hijos de los trabajadores asalariados, convirtiendo los centros en avisperos de reivindicaciones obreras en solidaridad con el resto de la clase trabajadora; os animamos a romper con el aislamiento diario e impotencia que predica y practica el sindicalismo subvencionado en cada centro, con su “no hay nada que hacer”, su engañosa defensa de lo público (en lugar de defender nuestros intereses como clase trabajadora) y sus falsas soluciones en el cambio parlamentario. Os llamamos a acudir a ayudar a organizar el sindicato de clase sin liberados ni subvenciones, que es nuestra herramienta de resistencia y lucha como trabajadores asalariados que somos.

* Todos los eventuales e interinos a fijos de plantilla. Todas las subcontratas fuera: todos los trabajadores a fijos de la empresa principal.
* 15 alumnos por aula en las clase normales.
* Máximo de 18 periodos lectivos y 25 de permanencia en el centro.
* Jubilación a los 55 años con el 100% del salario.
* Reducción de jornada a 30h para todos los trabajadores sin reducción de salarios.
* Puesto de trabajo o subsidio indefinido de 1500€ al mes.

La crisi actual de l'ensenyament és com la del capitalisme mundial, una crisi de sobreproducció: sobren capitals, sobren fàbriques, es produeixen massa màquines i productes en relació als que el mercat pot comprar i pagar. És una crisi gegantina del capitalisme, conseqüència implacable de les lleis i contradiccions inherents i consubstancials al sistema: la sobrecapacitat productiva que porta a la crisi deflacionista, la veritablement terrorífica, perquè escapa al més mínim control de la burgesia, una crisi qualitativament equiparable a la de 1929, però immensament superior quant a la seva magnitud, com correspon a un capitalisme que arriba a tots els racons del planeta: el capitalisme és un sistema que funciona a escala internacional i no té sentit parlar d'economies nacionals, grans o petites. Es produeixen massa mercaderies de tot tipus que no troben comprador, de manera que es trenca el procés de circulació de capital, capital que no pot revaloritzar-se, el que provoca una caiguda en picat de la taxa de guany, guany que és l'única raó de ser del capital, al que se subordina tota la resta. És una broma de dubtós gust parlar de recuperacions quan EUA estan a punt de fallida, les anomenades economies emergents redueixen el seu creixement i Europa porta camí de ser un desert industrial, atropellada per un continent asiàtic que acumula la producció industrial i amb ella el guany i que com ja es pot entreveure, es precipita a passos de gegant també cap a la crisi. I sense producció industrial i guany tot el muntatge de l'economia de serveis es torna insostenible. La superació, purament temporal i efímera, de la crisi passa per descarregar els seus devastadors efectes sobre la massa de tots els treballadors, tant del sector públic-estatal com del privat, totalment desorganitzada per la maquinària del sindicalisme subvencionat, pures empreses de serveis sindicals. Aquest atac als treballadors no distingeix categoria ni estatus per tal de recuperar la seva enfonsada taxa de guany. En primer lloc es redueixen els costos directes del treball a cada empresa amb acomiadaments massius, augment de ritmes i tasques i baixa generalitzada de salaris; a més s'ataca a la sanitat i l'educació de la classe obrera que per a la patronal només són costos globals del treball (com ho són el transport, el subsidi d'atur, etc.) fet que colpeja de ple als treballadors dels mal anomenats serveis "públics".


Vivim en la societat de les mercaderies, on la burgesia ha despullat de la seva aurèola a totes les professions; als mestres, els ha convertit en els seus assalariats encarregats de posar en pràctica els programes oficials del sistema educatiu en defensa dels interessos patronals, mentre que en tant que treballadors assalariats també suporten els atacs de la burgesia i el seu Estat contra les seves pròpies condicions laborals i vitals. Les escoles, els instituts i la universitat, tant se val si són públics o privats, funcionen dins del capitalisme i també són fàbriques, el "producte" és la formació de la futura força de treball en, almenys, dos sentits: d'una banda , proporcionar formació tècnica bàsica perquè els futurs assalariats puguin exercir un treball en els diferents oficis i professions; d'una altra, una formació ideològica, mitjançant la qual els estudiants d'avui (majoritàriament assalariats del demà) reben i assimilen la ideologia burgesa de la solució individual dels problemes, la competència fratricida, el consumisme, la defensa de l'economia nacional i la pàtria, l'assumpció natural de l'explotació, la fe religiosa, etc. No obstant això, igual que ocorre amb la construcció d'habitatges i els altres sectors, la fàbrica-universitat està afligida per la malaltia de la sobreproducció. Els títols educatius tenen la funció d'especialitzar als treballadors i només tenen algun valor en la mesura en què permeten al treballador trobar una feina en relació amb aquests estudis. En cas contrari la titulació es converteix en un tros de cartró que bé es pot penjar darrera la porta. Els estudiants d'avui han d'obrir els ulls i desenganyar-se de la il·lusió de la sortida individual i del carrerisme personal: sota el capitalisme i sense organització classista i solidària el futur és l'atur o el semi-atur a perpetuïtat, l'emigració o les condicions laborals més descarnades. Sota aquest enfocament materialista la degradació i l'abandó de l'ensenyament estatal per la burgesia i les seves institucions és un altre instrument per regular el mercat dels títols d'ensenyament mitjà i superior: Què farà la burgesia amb centenars de milers de joves carregats de títols, però per als que no hi ha lloc de treball?


Estudiants, com a futurs assalariats en les condicions laborals i vitals d'explotació i opressió més terribles, vostres són els problemes de la classe treballadora, davant dels que heu de prendre decisió. Per exemple, quin lloc de treball tindreu en el futur si els vostres progenitors es veuen obligats a treballar fins als 69-70 anys? com trobareu feina en el futur si no us organitzeu amb la resta dels treballadors per frenar i revertir la tendència a l'augment de l'edat de jubilació?


Què té a veure tot això amb que el servei sigui públic o privat?


Absolutament res. Tot allò exposat anteriorment no té res a veure amb la falsa reivindicació del sector públic. A la burgesia li va perfectament que es donin determinats serveis per part de l'Estat perquè es redueixin els costos globals del treball i així poder pagar menys salari cada burgès individual per la nostra força de treball. No hi ha més. Per això, quan volen reduir els costos del salari, retallen en sanitat i educació. Així doncs, els que criden a la nacionalització i a la defensa del sector públic dins el sistema capitalista només estan edulcorant el contingut de classe de l'Estat burgès i cridant, conscient o inconscientment, a defensar l'arma de l'enemic.


En aquest engany de la defensa de lo públic coincideixen tot el sindicalisme subvencionat i tota la falsa esquerra parlamentària, per la qual cosa no és d'estranyar que la seva última marca política a l'estat espanyol (Podem-Guanyem Barcelona-Ahora Madrid, etc.) identifiqui aquesta defensa de lo públic amb la defensa de la pàtria: "Sentir-nos orgullosos d'aquest país és sentir-nos orgullosos de les millors escoles públiques, dels millors hospitals ... No és la casta política la que fa funcionar aquest país, és la gent, aquesta és la nostra pàtria, la gent." (Declaracions de Pablo Iglesias "Podemos" a El País, 18/10/14). Quin és el resultat d'aquesta defensa de l'economia nacional patriòtica es constata a Veneçuela, on aquesta línia política ja ha estat implantada pel chavisme i on els treballadors de l'ensenyament percebem salaris de 8.100Bs mentre que la Canasta Bàsica Familiar (el cost mínim per aliments, habitatge, vestit, salut, etc., per mantenir una família amb tres fills) segons el que estableix el CENDAS (Centro de Documentación y Análisis) va ser de 54.000 Bs al mes de juny de 2015, on la divisió dels treballadors i la precarietat arriba a l'extrem que 20.000 treballadors eventuals de l'educació són "voluntaris" que han treballat sense cobrar durant més de tres anys i sense esperances de ser inclosos en nòmina el pròxim any escolar, on l'horari lectiu és de 36 períodes lectius de 45 min. a secundària (mentre que a l'estat espanyol és de 25 hores a primària i 20-21 períodes de 55 min. a secundària), sumat a la preparació de classes, correcció de proves, etc., que es realitza fora de l'horari laboral. A l'estat espanyol s'han començat a introduir mesures que posen els fonaments per acabar en una situació similar a la dels treballadors veneçolans, i, que sense oposició classista, s'aprofundiran siguin quines siguin les sigles del govern de torn.


L'empitjorament de les condicions laborals dels treballadors de l'ensenyament té, a més, un impacte directe i material en les condicions de convivència i educatives dels estudiants, que necessitarien classes amb menys alumnes, centres menys atestats i un ambient més relaxat, amb docents descansats i receptius com a contrapartida de l'aclaparament social en què han de desenvolupar-se. En lloc d'això, els defensors ultrapatriòtics de l'economia nacional promouen, sota l'excusa de la vocació i el bé públic, l'acceptació de l'empitjorament de les condicions laborals dels treballadors que tenen cura i ensenyen als nens. La conseqüència directa és un clima de convivència en cada escola cada vegada més proper al d'una presó-fàbrica-manicomi, arribant a ocórrer desgràcies com la del suïcidi d'una estudiant a l'IES Ciudad de Jaén de Madrid i l'assassinat d'un professor a l'IES Joan Fuster de Barcelona. L'autèntic bé dels nens passa per la millora de les condicions laborals dels seus pares, professors, cuidadors i de tota la classe obrera, que és el seu entorn social immediat.


Rebutjant aquesta línia de defensa del que és públic, que suposa encadenar als treballadors a la defensa dels interessos de la burgesia i de les seves empreses, els treballadors hem d'organitzar la defensa col·lectiva de les nostres condicions de treball i vida, assumint per part de les categories millor pagades la lluita per l'augment de les condicions de les més precàries i el pas dels subcontractats a fixos de l'empresa principal. Hem de rebutjar la distinció entre treballadors de lo públic i lo privat i qualsevol tipus de corporativisme de categoria o sector, defensant aquestes reivindicacions en el dia a dia i centre per centre, i no només quan es convoca una aturada, agrupant-les en una taula reivindicativa que tendeixi a unir les reivindicacions de tots els treballadors, recollint especialment les necessitats de les categories amb pitjors condicions, i que en el sector de l'ensenyament hauria, almenys, d'incloure:


Tots els interins i eventuals a fixos de plantilla, acabant amb la lluita fratricida i la tortura de les oposicions; ràtios d'un màxim de 15 alumnes per aula en les classes estàndard, jubilació voluntària als 55 anys amb el 100% del salari (incloent tots els plusos que s'han d'integrar en el mateix); ocupació de totes les places vacants per baixa o jubilació des del primer dia; fora subcontractes i ETTs dels serveis de neteja, manteniment, menjador, monitors, etc.: ¡tots a fixos de l'empresa principal!; retorn i ampliació de les beques de llibres i, molt especialment, les de menjador.


Companys de l'ensenyament a tots els nivells, tant estatal com privada, companys de la neteja, auxiliars de control, treballadors en el manteniment, ensenyants de tot tipus, vetlladors, fixos o eventuals, funcionaris o laborals i interins ... us convidem a rebutjar activament complir les funcions de defensa de la ideologia antiobrera a les escoles, on passen la major part de la jornada els fills dels treballadors assalariats, convertint els centres en vespers de reivindicacions obreres en solidaritat amb la resta de la classe treballadora; us animem a trencar amb l'aïllament diari i la impotència que predica i practica el sindicalisme subvencionat a cada centre, amb el seu "no hi ha res a fer", la seva enganyosa defensa dels serveis públics (en lloc de defensar els nostres interessos com a classe treballadora) i les seves falses solucions en el canvi parlamentari. Us cridem a acudir i organitzar el sindicat de classe sense alliberats ni subvencions, que és la nostra eina de resistència i lluita com a treballadors assalariats que som.

 * Tots els eventuals i interins a fixos de plantilla.
Fora les subcontractes:  tots els treballadors a fixos de l'empresa principal.
* 15 alumnes per aula en les classe normals.
* Màxim de 18 períodes lectius i 25 de permanència al centre.
* Jubilació als 55 anys amb el 100% del salari.
* Reducció de jornada a 30h per a tots els treballadors sense reducció de salaris.
* Lloc de treball o subsidi indefinit de 1500 € al mes.

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